Después de casi 2 años con intervalos incontables, la chamana quiso salir, regodeándose de mi agotamiento, salió.. sin esfuerzo alguno, con esa cara pícara de lunitas gordas, entre cardones y cabras, apareció como si hubiese estado siempre ahí, y era mi falta no haberla visto tan rebosante de sabiduría maya..
Algún día la voy a descubrir tejiendo telares de hilos color tierra pacha.. algún día.
Chamana.
Año 2012.
Óleo sobre madera.
1,20 cm x 0,90 cm.
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